viernes, 18 de marzo de 2011

La fábrica de recuerdos

A veces me imagino que en algún momento, transitando por las solitarias calles de nuestra historia, con cabellos blancos, manos arrugadas y rostro cansado, podríamos llegar a encontrarnos.-
¿Qué nos preguntaríamos?
¿En que te fallé que me abandonaste?
¿En que me fallaste que me hizo alejar?
Cuando las líneas de mi cara sean profundas y tus cabellos se tiñan de cenizas ¿tendremos la fortuna de reconocernos o seremos dos desconocidos que sin darse cuenta se cruzan en alguna esquina de nuestras almas?
¿Podremos, mirándonos a los ojos, darnos cuenta de quienes somos?
No sé, tal vez el destello de mi mirada, cuando en aquel tiempo te veía venir a mi encuentro, ya no sea el mismo.-
Y no sirva para decirte ¡¡Acá estoy, soy yo, acordate!!
Tal vez mi andar cansino y de manos temblorosas, te hagan seguir de largo, porque en tu mente vive guardado mi juvenil recuerdo y este viejo en el que me convertí no sea el que estás buscando.- ¡Si es que lo estás buscando!
¿Sabes?
Quisiera poder fabricarme recuerdos, solo para no olvidarlos, pero cuando mi mente inventa mariposas y en algún momento comienzan a volar, ya ni siquiera sé que recuerdos fabricar.-
Todo comienza a esfumarse.-
Tus manos, tu cuerpo, tu rostro.-
Tu voz se confunde con los sonidos que me rodean y ya no la distingo.-
Se me hace imposible encontrar tu sonrisa.-
¿En cuantas nubes se habrá convertido?
El silencio se transforma en gritos y se escapan por la ventana abierta de mis ilusiones.
Y cada vez me queda menos esperanza de reconocerte.-
¿Sabes?
La soledad, por momentos es buena compañía.-
Amansa las palabras, aclara los pensamientos, reverdece los sentimientos, serena el espíritu.-
Pero cuando todo eso que creíamos muerto, se aparece sin llamarlo, flotando en el aire de una habitación vacía o dibujados en la penumbra de un corazón que se apaga, entonces, la soledad se transforma en una carga pesada, en un árbol sin raíces, en un cofre lleno de tesoros pero con gruesos cerrojos, imposibles de abrir.-
Es entonces, cuando la imagen que nos devuelve el espejo nos demuestra nuestra triste realidad.-
Le tengo miedo al olvido.-
A no recordar.-
A no ser recordado.-
Necesito fabricarme recuerdos, pero no sé por donde comenzar.-
Busco incansable en los rostros de la gente que me rodea, algo que me haga regresar a lo bello del tuyo.-
Pero es inútil.-
Los años son irreverentes.-
Las imágenes y los sonidos se van hundiendo en el misterioso abismo de nuestras mentes.-
¿Sabes?
Te recuerdo con el corazón.-
¡¡Así, sí!!
Pienso en vos y aunque no pueda verte con la luz de mis ojos, se me estremece el pecho de solo pensarte.-
Y se que estás ahí.-
Viva.-
Palpitando emocionada un abrazo hecho pasión, con interminable amor intacto.- Aún a pesar de los años.-
Y me queda ese solo recuerdo.-
Y sos vos la lágrima fácil corriendo sin prisa por los profundos surcos de mi rostro.-
Y sos mi alma oprimida por el amor que no puedo explicarte.-
Sos vos esos recuerdos que no encuentro, que no veo, pero que siento tan adentro mío.-
Ojalá que el fulgor de tus ojos me permita reconocerte cuando nos crucemos.-
Ojalá que mi tiempo me permita mirarlos, descubrir toda la ternura que algún día nos entregamos y decirte:
¡Soy yo!
¡Hola!
¿Te acordás?
Un poco viejo el cuerpo y desgastado el corazón por tanto amor ofrecido, pero con el alma joven, llena de tu memoria, llena de esas sensaciones que aunque no recuerdo, siento tan profundamente.-
Esas sensaciones que todavía me reconfortan el espíritu.-
Ojalá que mis ojos estén lo suficientemente vivos para que me regales la presencia de tu sonrisa.-
Y aunque sea en la mirada, podamos perdonarnos las miserias de nuestras ausencias.-
Sin rencores, sin palabras, sin prisas, con esa pausa serena que nos otorga la edad.-
Entonces sí, podré comenzar a fabricar algunos recuerdos-
Para que este viejo, desgastado por la vida, pueda transitar sus últimos años un poco más acompañado.-
Algunos recuerdos, nada más.-
Solo para no olvidarlos.-

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