viernes, 15 de octubre de 2010

Raíces

¿Me preguntas por qué escribo tanto?
Porque se que voy a morir y pronto.-
Porque sé que la sombra que ofrece la enarboladura de un árbol, vive gracias a lo que está en las profundidades de la tierra.-
Porque ya lo dijo el poeta:
“Todo lo que un árbol tiene de florido,
vive de lo que tiene enterrado”
Son sus raíces lo que mantienen el tronco firme y erguido, haciéndole muecas al tiempo y gambetas al viento.-
Raíces profundas que se nutren de la prodigiosa tierra, que todo lo contiene, que todo lo entrega, sin pedir nada, sin egoísmos.-
Pero a mi árbol le cortaron la raíz.-
Ahora le teme al paso del tiempo y se esfuerza por soportar el embate del viento.-
Y no caer.-
Lentamente el verde que lo mantenía fresco y lleno de vida, se está volviendo marrón y opaco.-
Las ramas ya no juegan desnudas en el otoño ni se regocijan con el canto de las aves en primavera.-
Ya no lo iluminan las luciérnagas en verano.-
Sus ramas eran gruesas, firmes, como largos brazos cubriendo el prado de terciopelo verde que lo rodeaba.-
Pero su esplendor, su vida interior se está apagando.-
El sol ya no puede jugar a robarle chispas a sus hojas porque la luz no le alcanza para volverlo a la vida.-
Ya le ganó la oscuridad.-
Ha perdido la poesía de aquella tarde de lluvia, cuando cobijó a esa parejita de enamorados que se abrazaban con frío, buscando el calor de un amor recién estrenado.-
Mi árbol perdió sus raíces.-
Pero se, que cuando caiga, muchos aprovecharán su madera bondadosa.-
Será el calor para sus hogares.-
Será sillas y mesas.-
Camas y puertas.-
O tal vez, lápices para llenar al mundo con palabras en su nombre.-
Seguirá vivo de alguna manera, porque cuando tenía raíces, pudo crecer fuerte y grande y seguirá ofreciendo cosas a quien lo requiera, aún después de muerto.-
Aunque caiga vencido porque ya nada soporta, algo quedará, algo será aprovechable de su vieja y humilde existencia.-
Pero no todo será tristeza.-
Justo adonde muera, es posible que nazca un retoño y que el prado reverdezca en su herencia.-
¿Qué por qué escribo?
¡Mira!
Las palabras arrojadas al viento son dulces y buenas, pero luego caen como pétalos de rosas, suaves, delicados y al final mueren, se secan y desparecen.-
Pero las palabras escritas.-
¡¡Ay…….las palabras escritas!!
Ellas tienen la dureza del filo de una espada y penetran y duran y te pertenecen y sobreviven a tu memoria.-
Son como pequeños guiños que le hacemos a la muerte.-
Es como morir, pero un poquito menos, no del todo.-
Es engañar a la fría parca.-
¡Llevate todo esto….pero esto no!
Esto otro queda acá, como la madera de mi tronco, para ser usado como a cada uno le guste más, para que mi paso por este instante no haya sido en vano.-
Para que algún día, cuando alguien lea mis palabras, sepa recordarme y se llene de presencia su corazón.-
Y se llene con mi amor, con la fuerza de mis ramas y el olor salvaje de mis flores.-
Y entonces, volveré a la vida.-
Un poquito.-
Y mi alma danzará por el filo de su espíritu y parte de mi ser entrará sin pedir permiso muy adentro suyo, con aroma a jazmín recién cortado.-
Y se quedará a vivir allí.-
Entonces, sí, te diré por qué me apuro a escribir tanto.-
Simplemente, para morir un poquito menos.-
No del todo.-

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